jueves, 29 de diciembre de 2011

Silence at the end of the phone...




A veces pienso

que me mantiene fumada
para mantenerme viva.


Porque

sabe que cuando fumo,
no lloro.


Y está bien.
Yo le dejo.

Porque al menos asi
no como.

Y creo que las ganas de morir
se me incrementan en el momento
de la digestión.

Será casualidad.
O coincidencia.
Pero así es.

Es que llevo ya muchos años
viviendo una y otra vez
el mismo otoño.
El mismo constante acabar.

Y creo
que ya no queda nada más en mi que morir.
No sé qué pasará
cuando ya no quede nada más que fumar.