martes, 11 de abril de 2017

No llores. 
Cuando todos hayan muerto el mundo será sólo nuestro. 
Y si, quizá como nosotros, queden otros supervivientes; 
escasos, dispersos, ajenos a nuestra existencia. 
Pero tranquilo, estarán a una insalvable distancia 
y nunca podrán encontrarnos. 

Podremos contemplar cómo las presas derrumbadas inundan las ciudades
y la vegetación crecer descontrolada a través de los edificios. 
Presenciaremos la manera en que la naturaleza recupera lo que siempre fue suyo. 
Cuando todos se mueran, tendremos tiempo de empezar de cero. 
Pasarán tres o cuatro años antes de que los combustibles se estropeen, 
así que sencillamente cogeremos el coche que queramos
y encontraremos el lugar que de alguna manera siempre estuvimos buscando. 
En la ciudad que tu quieras, en la casa más lujosa y luminosa del barrio más pijo.
Una grande con piscina y jardín, en la que pondré placas solares y agua corriente. 
Plantaré un enorme huerto y tu podrás tomar el sol mientras toco el ukelele. 

Cuando las luces del mundo se hayan apagado, 
volveremos a ver las estrellas. 
Todas las noches encenderé una hoguera y miraremos al cielo. 
Imaginaremos la estación espacial ahí arriba, 
vacía, flotando sobre nosotros. 

Y yo cuidaré de tí, no tendrás que preocuparte nunca más por nada. 
Cubriré nuestras paredes con los mejores cuadros de los grandes museos. 
En nuestros pasillos tendremos a Van Gogh, Rembrandt, Monet, Picasso... 
Y cenaremos a la luz de las velas con vino de miles de pavos y ropa elegante de grandes marcas. 
Jugaremos a todos los videojuegos, leeremos todos los libros,veremos todas las películas.
Escribiremos con graffiti nuestros nombres en los grandes monumentos, 
destrozaremos ferraris con bates de béisbol sólo por placer. 
Jugaremos a policías y ladrones con coches patrulla, al dominó con lingotes de oro, 
y a "tiro al plato" con teléfonos móviles de alta gama. 
Nunca más lavaremos platos o ropa, pasearemos por la ciudad desierta 
y cogeremos cuanto nos plazca 

porque nada importará ya,
cuando todos estén muertos 
y el mundo sea sólo nuestro. 






3 comentarios:

  1. A la niña que me ha dejado el comentario con su número de teléfono:

    He preferido ser decente y no publicarlo, pero me deja estupefacta que alguien regale su número de teléfono de esa forma, en un lugar público donde cualquiera tendría acceso a él.
    Se que eres una niña porque has publicado con tu nombre y apellidos reales, por lo que en menos de un minuto he sido capaz de encontrar un perfil tuyo en una red social, hasta el punto de encontrarme con el perfil de ¡TU MADRE! ¿Acaso no te ha explicado ella lo peligroso de regalar información en internet y las consecuencias que puede conllevar?

    Pfff.., eres la prueba viviente de que el mundo va camino a la idiocracia y ya no hay ningún tipo de salvación, la humanidad es cada vez más imbécil hasta el punto de que me he planteado publicar tu comentario con tu número, sólo por dejar paso libre a la selección natural y que gente tan ingenua como tú os acabéis extinguiendo.

    Es obvio que es cuestión de tiempo, sólo hay que esperar un poquito para ver cómo la humanidad se va a la mierda y da paso a la útopía perfecta del perfecto mundo vacío.

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  2. Gracias, disfruté mucho leyendo esta entrada. Lo de la niña es brutal, pero tristemente ocurre muy a menudo. Abrazos.

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escupe.